HISTORIA DE LA FARMACIA CINCO CABALLEROS

Farmacia Cinco Caballeros ofrece sus servicios desde 1965, de la mano de D. Ramón Priego Bernaldo de Quirós. Desde sus comienzos, el empeño por la atención esmerada y personal, así como por mantener actualizado los progresos farmacológicos, ha llevado a nuestros facultativos a convertirse en especialistas de primera línea. Contamos con una larga tradición en formulación magistral, ya que desde sus inicios ha sido una de las disciplinas en la que se han invertido más esfuerzos por parte de sus titulares.

Abrimos los 365 días del año, de Lunes a Viernes de 08.00 a 24.00 horas y de 09.00 a 24.00 horas, Sábados, Domingos y Festivos, permaneciendo al servicio de nuestros clientes, ofreciéndoles un tratamiento individualizado, personal, rápido y eficaz. Cada paciente recibe una atención cálida, precisa y constante, pues nuestro trabajo descansa en el seguimiento que determine cada caso, y la apropiada metodología y medicación del mismo.

El 17 de marzo de 2003 D. Ramón cedió el testigo a su hijo Juan Antonio de Priego González de Canales como titular de la Farmacia. Contamos con un experto equipo formado por farmacéuticos y técnicos farmacéuticos con una contrastada cualificación y experiencia que, hacen posible una continua mejora en el servicio prestado.

Somos la primera Farmacia de la capital cordobesa en haber obtenido la Certificación de calidad UNE-EN-ISO 9001: 2015. Actualmente disponemos de autorización para elaborar fórmulas magistrales en todos los niveles, incluidas las formas estériles de acuerdo con las rigurosas normas de la legislación vigente.

HISTORIA DEL NOMBRE DE LA CALLE

Los protagonistas de esta historia son el Padre Andrés de las Roelas, sacerdote ejemplar y muy devoto de los santos Mártires Romanos Cordobeses, y el Arcángel San Rafael.

Se cuenta que a finales del siglo XVI, el Padre Roelas se encomendó a ellos tras sufrir una penosa y larga enfermedad. Animado por una voz que de noche le decía: “Sal al campo y sanarás”, se decidió a salir una vez mejorado y se dirigió desde el barrio de San Lorenzo hasta los Padres de Gracia, ya a las afueras de la ciudad.

Estando sentado en un collado, donde posteriormente se levantó una cruz que llevó su nombre, oyó el galope de unos caballos y avistó a “cinco caballeros lujosamente ataviados”, uno de los cuales se acercó y saludó con las palabras de costumbre: “Deo gratia”; al que respondió cortésmente el venerable.

Continuó el caballero diciéndole que viera al obispo a quien hiciese sus veces, y le manifestara que los huesos encontrados en la parroquia de San Pedro eran de los Mártires de Córdoba.

A raíz de esta aparición y darse al culto de dicha reliquia, curó de una hidropesía que padecía.

Tras las apariciones en el Campo del Marrubial de los santos caballeros, estas continuaron produciéndose periódicamente en el domicilio del venerable, hasta que el día 7 de Mayo de 1578 el apuesto y gallardo joven de vestiduras blancas dijo llamarse Rafael, y le reveló: “Yo te juro, por Jesucristo crucificado, que soy Rafael, ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad”.

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